viernes, 22 de noviembre de 2013

Evitar el miedo, sabiamente.

Ella me anunció que seguramente se fuera. Yo no pude soportar el riesgo de perderla.

Ella no dejaba de repetirme que intentaría demorar ese momento todo lo posible.

Estaba claro, era simplemente un hecho que pasaría en un futuro incierto, pero un hecho desgarrador. Tanto que me partía el corazón. Así que decidí hacer algo para evitar sufrir.

Era verla y ponerme a pensar que un día no estaría. Por eso deje de verla todos los días. Primero fueron excusas inventadas, luego busque excusas mejores; trabajos con horarios incompatibles, enfermedades más o menos contagiosas.

Ella insistía llamándome y yo empecé a "olvidarme" el teléfono en casa.

Me preguntaba qué pasaba y yo simplemente buscaba excusas.

Poco a poco las excusas fueron mi vida y ella se fue quedando atrás.

Todo fue inútil, cuando se fue. Yo lloré. Había pensado que estar lejos me ayudaría a llevar mejor su viaje pero al final me quedo la pena de haberla dejado morir sola.

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