Hay un mono en aquella rama.
Con una mano se agarra al árbol y con la otra sujeta una manzana.
El pobre está confundido
cree que es un plátano lo que ha cogido.
Cuando la quiso pelar
se dio cuenta
no tenía por donde empezar
y el mono
se echo a llorar.
¡No tenía cena!
Esto podría ser un cuento infantil pero es sólo un cuento absurdo que refleja la cantidad de veces que pasamos hambre pensando en cenar otra cosa teniendo la cena delante.
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