El dinero une.

Luego critican que el dinero provoca desunión, cuando en el mundo actual hay coaliciones para quitárselo al resto.

Carta de amor.

Él quiso contarle lo mucho que la quería, que no podía vivir sin ella. Que se moría encerrado en aquella ausencia.

Él encontró valor y escribió en su blog la más bella y hermosa carta de amor.

Pero las mejores cartas nunca llegan y se equivocó al programar su entrada, dejándola en borrador.

Ahora espera otra mujer, otra oportunidad para publicar la carta de amor que ya ha sentido.




Nota: esta es la entrada de ayer que como el mismo protagonista siempre llega tarde.

Verdad.

Entró en política cansado de que no le contasen la verdad.

Salió de política en cuanto la conoció.

Copia

Reivindicó con toda su fuerza el derecho de copia hasta que publicó su primer disco.

¿Política?

Un día tomo conciencia del mundo en que vivía y quiso cambiarlo.

Lucho por intentar explicar sus teorías y, aunque muchos le dieron la razón, pocos se le unieron.

Al final desistió.

Y estudio la forma de destruir el planeta. Se dio cuenta de que la carcoma era mucha y era mejor destruir por si alguien supiera como volver a empezar.

Abierto por obras.

Cuando uno comienza a remodelar su casa invita a los amigos para que opinen.

A la segunda semana, te das cuenta de que es mejor el factor sorpresa y que vean el resultado -de paso dejan de opinar.

Dieta.

Para perder peso no hay nada mejor que decir la verdad.

Uno pierde kilos de opresión y a veces, las menos, algún verdadero amigo.

No compro motos.

Por principios.


Por falta de información.

Porque cuando hay políticos y petróleo no hay derechos humanos.

Sonreir.

Caminaba por la calle pensando en sus cosas cuando vio que un hombre a su altura sonreía. A los pocos metros sintió la misma sensación con una mujer.

Se fijó en el tercer individuo con el que cruzó su camino; venía serio, con cara de circunstancia y al llegar a su altura, sonrío.

Al llegar al trabajo corrió al baño  se miró en el espejo. Tenía tantas cosas en la cabeza que se había puesto la corbata al revés. En ese momento sonrío.

Cuando llego a su puesto su jefe le increpó para que se pusiera bien la corbata.

La familia aumenta...

han llegado a la familia las primeras lechugas para el huerto urbano que montamos en casa.

Hay que seguir creando para conseguir un mundo mejor o eso no es lo que intentamos todos cada día -bueno a lo mejor en Libia no opinan lo mismo.

Papá.

- ¿Por qué quieres a mamá?

- Porque es la mejor -contesto con una gran sonrisa. 

- ¿Por qué quieres a papá?, Pablito.

- Porque es mi papá - contesto el niño lleno de maldad.

Difícil tranquilidad.

Es difícil la tranquilidad cuando ves en los ojos de un niño el reflejo del estallido en el reactor que emite la tele.

Decisiones

Hubo un tiempo donde justificaba mis decisiones. Ahora me basta con compartirlas.

Yo escribo.

Hace tiempo que me he dado cuenta de que ya no escribo mis cuentos, son ellos los que me escriben a mí. Por eso tengo tanto miedo a los puntos finales.

Amigos.

- Tú y yo somos amigos, ¿verdad?

- Sí, Miguel.

- Entonces puedo decirte casi cualquier cosa sin que te enfades.

- Claro que puedes. Para esto están los amigos, para ser sinceros.

- Gracias. Pero quiero que me garantices que no te vas a enfadar.

- Joder, Miguel. Te estás poniendo pesado. ¡Suéltalo ya!

- Quería decirte: QUE ME LLAMO CARLOS.

Catástrofes.

Hoy el periódico habla de catástrofes: terremoto, tsunami, alarma nuclear, la precampaña electoral... Pero se olvida de que ayer, ella esquivo mi mirada.

La prensa nunca habla de lo verdaderamente importante.

Llueve.

Es domingo y llueve en la calle. Gotas dispuestas al roce cariñoso que son esquivadas con arte por viandantes ataviados de paraguas defensivos.

Llueve en la calle amor, pero la gente no se da por enterada.

Puerta.

Cada vez que llaman a la puerta, me gusta imaginar quien será: un familiar, un amigo, un vendedor...

Suena otra vez: el cartero, un vecino reclamando al presidente,...

Voy a la puerta y, como siempre, nunca es nadie.

Un momento.

Aparcar cerca. Volver a subir al quinto. Un grito. Tres pisos en un suspiro. Dos minutos, un zapato. Otro grito. “Asoma la cabeza”. Se quita el abrigo. 112. “¿Por qué ha esperado?” “No es momento”. Otro grito. “Empuja pero poco”. Toallas. Empujón. Un cordón, “¡¿dónde?!” Otro grito. Llanto, Timbre. Ambulancia. Están bien. “Se llama Mario”.

Nota: este texto se quedó en amigo para concurso. Se trataba de describir un momento de la vida que equivalga con la sensación del minuto 116 que dio el Campeonato del Mundo a la Selección Española -eso me han dicho. Sólo faltaban doscientas palabras más, pero eso para mi no es un micro.

Este momento representa e l nacimiento de mi segundo hijo a la puerta de la cocina, en casa; hasta la llegada de la ambulacia -una eternidad, cinco minutos resumidas en algo más de cincuenta palabras.

Nada.

Hace tiempo que tengo tanto que contar... que no cuento nada.

Peces

A continuación comparto el texto que acompañaba las obras de Nubeh en la exposición Peces que clausuró sus puertas el pasado día 28 de febrero y que congrego a un diverso grupo de autores por impulso y gracia de Miguel Asensio.

El mismo, va dedicado al padrino de la obra Luis Laforga. Espero que os guste:

Por lo general miramos sin ver. A veces, por error, vemos pero el recuerdo queda en la memoria de pez y volvemos a la realidad. No la autentica, sino la real, la oficial, la de verdad, la importante, la mediática, de portada de periódico, telediario y radio, LA VERDAD.


Si ha contaminación, encuesta de intención de voto.
Si ultra consumimos, ley antitabaco.


Placebos democráticos para pensar que algo pintamos en este mundo que creemos nuestro.


En un rincón, delante de una fotografía que nunca fue portada, veo que el mundo es de otros, que nos lo han prestado y siempre ha que devolver lo que uno recibe prestado. Máxime lo que prestan los nietos.

Reto.

Me gusta tener siempre un reto que cumplir.

                          Por eso  nunca lo cumplo.

Cuentos.

De pequeño mi mamá me contaba un cuento para dormir. Ahora, ya mayorcito, veo las noticias.

Café.

- Hola, ¿me invistas a un café? -preguntó a Miguel.

- Claro pero sólo si tu me invitas a una sonrisa-contesto a su amigo y éste sonrió.

Curso.

Se apuntó a un curso de escritura y escribió una historia de amor perfecta, con desarrollo completo, con signos de puntuación, con bes y uves sin confundir, pero sin nada de corazón.

Coche.

Arrancó el coche, puso las coordenadas en el GPS y a toda velocidad salió en dirección contraria.